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23/10/11

DIETÉTICA

¡Comer no es alimentarse!

Alimentarnos es una necesidad que tenemos que cubrir cada poco tiempo si queremos rendir suficientemente y mantener nuestro cuerpo y mente saludables. La cuestión es, qué comemos y por qué.

El ser conscientes de qué es lo que comemos nos ayuda a alimentarnos óptimamente. La gran diferencia entre una persona que simplemente come por matar el hambre y una que se alimenta conscientemente es que esta alcanza una nutrición óptima y la primera lo deja al azar.

Siendo conscientes nos damos cuenta de cuales son alimentos que mejor nos sientan y
benefician a nuestro organismo, los que nos dan la energía necesaria, los que nos ayudan cuando estamos enfermos y los que nos librarán de padecer en futuro.



¿Por qué energética?

Los alimentos, nos han de aportar además de calorías toda una serie de nutrientes, vitaminas, minerales, fibra, para que nuestro organismo funcione de forma óptima. Y además han de hacerlo en una proporción correcta.

Pero no es tan solo eso, los alimentos además tienen la capacidad de mover la energía en el cuerpo. Todos somos capaces de diferenciar el calor que nos hace sentir un caldo ligeramente picante o el frescor que nos puede aportar una pieza de fruta.

La dietética es saber adaptar la alimentación a las necesidades nutricionales y  energéticas, teniendo en cuenta a la persona, su estado de salud su ánimo, su entorno, el clima, la estación del año, etc. Y por supuesto, teniendo siempre en cuenta que, el hecho de comer ha de satisfacer también al alma.



¿A quién está dirigido?

La dietética habría de ser la base para todos los tratamientos de salud. La mejor medicina es siempre una alimentación correcta.

Está directamente dirigida a personas que no se encuentran a gusto con su imagen personal y quieren acercarse a la imagen corporal que desean de sí mismas.

Igualmente está dirigida a cualquier persona que por una patología o uno situación de vida especial, quiera cambiar su hábito dietético de manera segura.

Sirve también para poder obtener el máximo rendimiento atlético, así como mental.

Está dirigida también a personas que quieran alimentar a grupos de manera adecuada y segura.

Y también a toda aquella persona que desee mantener su nivel de salud en el mejor estado posible.


Terapia floral


¿Qué es?


Las esencias florales se extraen de las flores silvestres y guardan la cualidad energética de estas.

Existen remedios florales para todo tipo de bloqueos: emocional, mental, físico y energético.

Su uso viene de muy antiguo y encontramos sus orígenes en diversas tradiciones medievales.

Ya Paracelso (siglo XVI) usaba preparados florales para equilibrar el estado emocional de sus pacientes.
Aunque su uso actual se lo debemos al médico, homeópata, inglés Eduard Bach, que buscando un método sencillo y asequible para aliviar la enfermedad elaboró un sistema de 38 remedios extraídos de las flores de la campiña inglesa.

Posteriores investigaciones dieron como resultado nuevas esencias florales. Por lo que en la actualidad existen diversos sistemas florales procedentes de varias partes del planeta.


¿Cómo funciona?

"Entre el reino vegetal y el ser humano existen canales de conexión empática, nuestros sistemas sintonizan con las frecuencias de las flores (para explicarlo de una forma entendible), como un receptor de radio que recibe las ondas sonoras que están en el aire."


Elevan el campo energético de las personas, animales o plantas. Deshaciendo los bloqueos y restableciendo el flujo natural de la energía.

Nos aportan claridad, profundidad y alivio. Nos enseñan acerca de nosotr@s mism@s, ayudándonos a ver donde y como nos estancamos, para que podamos aprender de ello. Son una herramienta muy valiosa para el autoconocimiento y la comprensión profunda de la enfermedad.

Así facilitan el camino de la sanación.

¿A quién está dirigida?


Cualquier persona, en cualquier momento, puede beneficiarse de las esencias florales.


Pueden usarse en el tratamiento de todo tipo de desarreglos y enfermedades. También en el proceso del desarrollo y la búsqueda interior, como una suerte de psicoterapia liquida, o en momentos puntuales de crisis, de cambios, cuando necesitamos trabajar cosas concretas como la concentración, el miedo, la paciencia, el desapego, el dolor, la tristeza, la rabia, la indecisión...y un larguísimo etcétera.

L@s niñ@s son especialmente receptivas a los efectos de estas esencias ya que su resistencias no están tan forjadas como las de l@s adult@s y tienen mayor facilidad para dejarse fluir. También los animales responden muy bien a los tratamientos, así como las plantas.



TERAPIA GESTALT

¿Qué es?


 La gestalt es una técnica psicoterapéutica que fue desarrollada partir de los años 40 por Friz Pearls, un actor y psicoanalista alemán.

Basada en el equilibrio del organismo en sus vertientes: emocional, intelectual, de acción y espiritual, por lo que abarca todos los ámbitos del ser humano.

Es una navegación interior que tiene lugar cuando la persona es capaz de sumirse en su propia experiencia y entregarse a la sabiduría del proceso evolutivo natural, que entra en juego en la misma medida en que aprendemos a confiar en nuestra espontaneidad e integridad profunda.


La gestalt es una terapia experiencial que trabaja en el aquí y ahora.

Se basa en la autenticidad y la sinceridad y aspira a que la persona adquiera un mayor grado de conciencia y autorresponsabilidad.




¿Cómo actúa?


Mediante técnicas y ejercicios, además de la conversación.

La/el terapeuta es acompañante y guía; alentando los auténticos intereses, deseos y necesidades del ser.

Incrementa el potencial humano a través de un proceso de integración. La aceptación de las partes más ocultas de nuestra personalidad libera grandes cantidades de energía y deja emerger facultades que nos permiten otras formas de actuar, de vernos a nosotras mismas, a las demás y al mundo.

Esto nos dota de mayor libertad a la hora de estar e intervenir en el entorno.

Dentro de todas las personas existe un instinto de autorregulación (que nos impulsa a la búsqueda del crecimiento y el bienestar).

La terapia nos sintoniza con este instinto para que extraigamos de él los recursos para sanar.



¿A quién está dirigida?


Todo el mundo en algún momento de su vida puede sentir el deseo o la necesidad de adentrarse en un proceso psicoterapéutico.

La psicoterapia Gestalt nos dota de herramientas para comprendernos mejor.

Nos hace tomar conciencia de la manera en como nos auto-boicoteamos. Cuáles son nuestras pautas estancadas ; los mecanismos neuróticos.


Y nos da la posibilidad de encontrar soluciones nuevas a los viejos "problemas".

Niñ@s o adult@s con: estrés, ansiedad, depresión, miedos, angustia, adicciones, para buscar las raíces y acompañar durante la enfermedad física...etc.

A cualquiera que quiera practicar el arte de ser una misma.

OSTEOPATÍA CRANEAL

La osteopatía es una e indivisible y trabaja a todos los niveles: estructural, craneal y visceral.


¿Que se trabaja en el cráneo? 


El cráneo consta de huesos para proteger y contener pero también de membranas intra-craneales (meninges) para separar y sostener, de la masa cerebral que tiene que ser siempre libre de funcionar, de los órganos de los sentidos, de Líquido Céfalo-Raquídeo que baña el encéfalo y la médula espinal para amortiguar y protegerlo, de nervios y vasos sanguíneos para sensibilizar y nutrir todas las estructuras anteriores. 

Todas estas estructuras tienen que estar harmonizadas para una buena salud y el trabajo osteopático permite restablecer este equilibrio.


Las meninges son unas membranas muy fuertes que "absorben" los traumatismos y las tensiones para que el cerebro no quede dañado y perjudicado.

Para esto son capaces contraerse y retorcerse sobre ellas mismas generando mala circulación sanguínea y desequilibrios en todo el cráneo.

Es a menudo comparado con una flor de 4 pétalos (la hoz del cerebro y del cerebelo + la tienda del cerebelo) con un tallo (la duramadre espinal que baja hasta el cóccix), donde cualquier tensión influye sobre el conjunto.

Así, un problema a nivel craneal puede tener repercusiones locales (cefaleas, dolores localizados, problemas de Articulación Temporo-Mandibular, de equilibrio, de sueño, etc.) pero también repercusiones sobre el resto del cuerpo (nerviosismo, ansiedad, problemas respiratorios, posturales, etc.)


¿Como actúa?


El osteópata aprende a lo largo de sus estudios a desarrollar una gran sensibilidad en sus manos para percibir el MRP y la motilidad.

El Movimiento Respiratorio Primario es un movimiento intrínseco de todos los huesos del cuerpo, independiente de la respiración pulmonar, tiene un ritmo de 8 a 12 ciclos por minuto y consta de una fase de expansión y de una fase de retracción.




Es un micro-movimiento que resulta de la secreción y la reabsorción del Líquido Céfalo-Raquídeo en "olas" que pueden ser concideradas como responsables del MRP al empujar los huesos ensanchando y retrayendo succesivamente el diámetro del cráneo.

La motilidad se percibe en todas las estructuras corporales (huesos, músculos, fáscias, vísceras, etc.) a un ritmo más lento, 4 a 8 ciclos por minuto, y parece generado por la vibración sintónica de todas las células del cuerpo.

Porque las células son "organismos" complicados, llenos de elementos en actividad constante para la alimentación, respiración, replicación y comunicación que forman la vida celular.

Es importante que estos movimiento sean harmónicos, regulares, simétricos y con una amplitud y potencia correcta.


¿Porque pueden generarse tensiones y problemas a nivel del cráneo? 


Todos los traumatismos, caídas, accidentes, golpes pueden dejar rastro.

Además como el cráneo está conectado a la columna y al sacro directamente por la médula espinal y que el cuerpo es un todo inseparable, todo lo que perjudica estas partes influirá sobre el cráneo.


Es decir que cualquier lesión puede repercutir y/o compensarse a nivel craneal.

Los partos difíciles también son un motivo importante de problemas craneo-sacrales para el bebé pero también para la madre.



En el parto, el bebé recibe todas las fuerzas de compresión de las contracciones uterinas desde los pies y nalgas hacia la cabeza (si está bien colocado) que tiene que pasar por el estrecho de la pelvis de la madre que se abre a nivel del cóccix detrás y del pubis delante.

Esto es un proceso fisiológico que no representa ningún problema de por sí, estamos hechos para nacer por vía vaginal y las mujeres tienen la flexibilidad necesaria para el paso del bebé.

Pero pueden haber dificultades y en nuestra sociedad altamente medicalizada se ve siempre más a menudo un abuso de anestesias peridurales, aceleradores de contracciones (oxytocina), empuje sobre el vientre, mala postura de la madre (parto tumbada boca arriba), tracciones sobre el cuello del bebé para sacarlo, uso de ventosas y/o fórceps, episiotomías, cesáreas programadas, separación brusca para limpiar, pesar, medir, etc.

Si es evidente que en caso de peligro para una de las dos vida hay que recurrir a los medios necesarios, en la mayoría de los casos no hacen falta nada más que tiempo, paciencia y dulzura.

OSTEOPATÍA ESTRUCTURAL


 

La osteopatía es una e indivisible y trabaja a todos los niveles: estructural, craneal y visceral.


¿Que es?


 
Es la parte más conocida de la osteopatía y se refiere al tratamiento de todo el esqueleto.

Los 206 huesos del cuerpo humano se articulan unos con otros permitiendo el movimiento.

En los espacios así creados pueden ocurrir micro-movimientos que generan bloqueos, a veces muy dolorosos y molestos.

Los ligamentos, tendones y cápsulas articulares que unen los huesos entre si, pueden sufrir inflamación segundaria a las disfunciones óseas.


¿Cómo actúa?


A través de manipulaciones suaves (miotensivas y funcionales)  se recolocan las vértebras y se trabaja el conjunto osteo-articular para recupera la fisiología y la mecánica.

Siempre se complementa con un trabajo craneal y visceral para que haya una harmonización completa del cuerpo.



MAYTE ARANCÓN

A los 18 años comencé a estudiar teatro, como búsqueda de mi propia expresión.

El teatro me dotó de herramientas para una comprensión más profunda del ser humano. Así como de técnicas de relajación, respiración, conciencia corporal y de las propias emociones.

En 1996 recibo un curso de formación en Terapia Floral; Flores de Bach, Andreas Korte, Orquídeas y Gemas. En T.A.S (Centro asturiano de formación y terapias naturales).

Me acerqué a la Terapia Floral porque estaba convencida de que la enfermedad física está profundamente ligada a la parte psicoemocional de las personas y quería profundizar y conocer más acerca de ello.
Desde que obtengo el titulo de terapeuta floral comienzo a acompañar a personas con sus procesos, hace ya veinte años.

Fue en este periodo cuando formamos en Xixón el Grupo de Autogestión de la Salud y un grupo de
  co-escucha, donde compartimos conocimientos, técnicas y profundizamos en el significado de la escucha activa y el bienestar que ella puede aportarnos.

Del 2007 al 2010 curso estudios en Terapia Gestalt en Espai Lúdic, Bcn.
La Gestalt me enseña una nuevo concepto de presencia y de acompañamiento al proceso terapéutico.

En 2011 recibo el curso teórico-práctico de formación en Cocina Natural y Energética en la escuela de Montse Bradford, en Barcelona, ampliando conocimientos en materia de alimentación y la influencia de esta en el bienestar físico y emocional.

Durante  el curso 2012-2013 me gradúo como fitoterapeuta en el Gremi d´Herbolaris de Cataluña, formalizando así mis conocimientos sobre plantas que siempre había estudiado de manera autodidacta.

Entre el año 2013 y 2015 estudio facilitación de grupos desde la perspectiva del trabajo de procesos de la mano de Neus Andreu y Boris Sopko de Filalagulla. En el cual abordamos los conflictos como herramientas de crecimiento grupal y personal.

En 2015 realizo el curso abordajes corporales con Francis Elizalde en el que aprendo conocimientos de bioenergética aplicados a la terapia gestalt.

La escucha del cuerpo es parte importante de mi trabajo como terapeuta, ya que le damos en las sesiones el espacio y la posibilidad de expresarse  y autorregularse.
He recogido durante los años experiencia a este nivel desde varios tipos de danza expresiva como pueden se el realese o el contac, hasta el trabajo mas profundo con el inconsciente en Movimiento Autentico que llevo practicando desde el año 2010 de la mano de Gema Diaz.

También integro las herramientas de respiración y voz  que he aprendido de diferentes maestr@s como Victor Turull con su método de biovoz
 O Maria de Alar.

Me ofrezco como acompañante en tu búsqueda. Para poner a tu disposición la experiencia y las herramientas que he ido obteniendo en el camino.


Teléfono: 635 100 696



 La reflexología es una técnica milenaria proveniente del antiguo Egipto, la India y la China con más de 3000 años  de antigüedad.

En occidente no fue hasta finales del siglo XIX, que el Doctor anglosajón H. Head y el canadiense J.N. Mackenzie, demostraron que existía una correspondencia de tipo reflejo entre la superficie cutánea del pie y el interior del organismo, empezaron a utilizar esta terapia con fines terapéuticos. 

Más tarde otros doctores  como William Fitzgerald o Eunice Inglham ampliaron y desarrollaron estos conocimientos.




 
En el cuerpo están relacionados todos los órganos, articulaciones, glándulas y sistemas a través de canales, también conocidos como meridianos o nervios que terminan o empiezan en las extremidades de los pies. 

Así a través de este masaje específico  se pueden detectar alteraciones del organismo y la parte del cuerpo que la produce actuando de forma refleja para prevenir, autocurar y armonizar nuestras funciones corporales.








La reflexología ayuda a tratar, prevenir y mejorar  el equilibrio  de las funciones del cuerpo y de la mente actuando y trabajando de forma manual.


Se utilizan fricciones y presiones con  los dedos de las manos sobre los pies de la persona que lo recibe.







 La finalidad principal de la terapia es el equilibrio del cuerpo, mejorando la función de nuestros órganos excretores como los pulmones, riñones, intestinos o piel.


Ayuda al trabajo de nuestras glándulas y órganos, responsables de todas las funciones corporales, ya sean las reproductoras, digestivas, excretoras, nerviosas o endocrinas. 

Es un método estupendo para liberarnos del estrés, para los problemas menstruales, para los urogenitales tales como la cistitis o las litiasis renales, estupenda para la diabetes, artrosis, para los cólicos, problemas digesivos, nerviosos o endocrinos...




Es un magnífico método de regulación de nuestro cuerpo!

ACUPUNTURA Y MEDICINA TRADICIONAL CHINA

¿Qué es?

«…la vida está impregnada de Yin-Yang, toda estructura del organismo puede dividirse en dos partes opuestas…» Huang Di Nei Jing

La medicina tradicional china [MTC] es una ciencia y un arte curativ que nace de la observación de la naturaleza y del profundo estudio del cuerpo humano.

Se basa en el concepto filosófico chino del Yin-Yang, del cual hay constancia desde hace 2500 años, y en la explicación a través de esta teoría de todos los fenómenos de la naturaleza y entre ellos los relativos a la salud del ser humano.

La acupuntura es una de las técnicas terapéuticas de la MTC, que deriva de la aplicación de estos conceptos en el cuerpo humano, y viene desarrollándose y perfeccionándose desde hace milenios.


¿Cómo actúa?

«…la circulación energética no es visible, pero un gran obrero (1) la percibe, sabe guiarla y llegar hasta ella…» Huang Di Nei Jing 

En la práctica de la acupuntura se insertan agujas en determinados puntos anatómicos del cuerpo.

Estos puntos se encuentran dentro de una intrincada red de canales de energía que recorren nuestro cuerpo.

La acupuntura actúa regulando la energía dichos canales, consiguiendo que el reparto energético sea el adecuado para que todos los sistemas y órganos de nuestro cuerpo funcionen de manera óptima.

A esta técnica de la MTC le acompañan otras que actúan con el mismo fin, como pueden ser la moxibustión (calentamiento de puntos con artemisa), la dietética energética, la farmacopea china (remedios naturales extraídos mayoritariamente de plantas), el masaje o tai chi (gimnasia china).

(1) En China se les solía llamar así a los médicos.


¿A quién está dirigido?

La acupuntura es una práctica terapéutica que trata al ser humano en su globalidad, su salud física, su salud emocional, su modo de relacionarse con el entorno…
 
La MTC es una medicina preventiva, por lo cual está indicada para cualquier situación en la que se quiera preservar la salud.

 
Aún así, la acupuntura está indicada también en tratamiento de cualquier tipo de enfermedad dado que su acción es reguladora.




Esperando verte pronto.

 

LA ARQUITECTURA DE LA VIDA

Un conjunto universal de leyes de construcción parece guiar la concepción de estructuras orgánicas, desde los simples compuestos de carbono hasta las células y los tejidos más complejos.


La vida es la complejidad misma. Sea una bacteria o una ballena, los organismos se desarrollan según interacciones complejas de un gran número de compuestos diferentes. Estos mismos compuestos, o subsistemas, están constituidos por elementos más pequeños cuyo comportamiento dinámico es autónomo y específico, por ejemplo la capacidad de catalizar reacciones químicas. Pero cuando estos elementos están combinados en unidades funcionales más grandes, como une célula o un tejido, propiedades inesperadas aparecen, como la capacidad de desplazarse, de cambiar de forma y de crecer.

Aún que los investigadores sean concientes de esta extraña particularidad, no la han tenido suficientemente en cuenta en sus explicaciones de los principios fundamentales de la vida. En las últimas décadas, biólogos han explorado el funcionamiento del cuerpo humano caracterizando las propiedades de los materiales y de las moléculas esenciales de la vida, entre las cuales el DNA, material base de los genes. Se esfuerzan hoy en identificar cada elemento del conjunto -el genoma, característico de cualquier ser humano. Porque los genes especifican la naturaleza de las proteínas, las moléculas claves de la vida, Santo Graal de la biología molecular, se constituirá en un futuro próximo un catálogo casi completo de las moléculas de un ser humano. Sin embargo, la estructura de las varias partes de una maquina compleja, célula o motor a explosión, no explica el funcionamiento del conjunto. Así que identificar y describir las piezas del puzzle molecular solo es de poca ayuda para la comprensión de las leyes que rigen su ensamblaje.


La naturaleza utiliza reglas de ensamblaje sencillas ilustradas por la existencia, tanto a escala molecular como a escala macroscópica, de motivos como espirales, pentágonos y triángulos. Estos motivos aparecen en las estructuras cristalinas las más regulares y en las proteínas más retorcidas,  en organismos tan diferentes como el virus, el plancton y el ser humano. ¿Es esto tan extraño? La materia orgánica y mineral es formada por los mismos elementos constitutivos: átomos de carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y fósforo; la única diferencia está en su conformación espacial.

Este fenómeno, donde los constituyentes se conjugan para dar lugar a estructuras estables más grandes cuyas propiedades, nuevas, no podían ser previstas por las únicas características de los elementos individuales, es conocido como auto-ensamblaje. En la naturaleza, se manifiesta a diferentes escalas. En el cuerpo humano por ejemplo, grandes células se auto-ensamblan en compuestos celulares, u orgánulos, que se auto-ensamblan en células; estas células se auto-organizan en tejidos y los tejidos en órganos. El resultado es el cuerpo, organizado jerárquicamente en superposiciones de sistemas encajados en sistemas. Así que para entender como se forman y funcionan los seres vivos, nos queda por descubrir estos principios básicos que guían la organización biológica.



A pesar de siglos de estudio, los investigadores todavía entienden poca cosa de las fuerzas que llevan los átomos a auto-ensamblarse en moléculas. Saben aún menos sobre como grupos de moléculas se conjugan para crear las células vivas y los tejidos. Sin embargo, estos 20 últimos años, he descubierto y estudiado un aspecto desconcertante, pero aparentemente fundamental, del auto-ensamblaje. Una increíble variedad de sistemas naturales, átomos de carbono, moléculas de agua, proteínas, virus, células, tejidos e incluso los seres humanos y los otros seres vivos, son construidos sobre un mismo principio arquitectural conocido como tensegridad. Este término caracteriza la facultad de un sistema de estabilizarse mecánicamente gracias al juego de las fuerzas de tensión y de compresión que se reparten y se equilibran sobre la estructura.
                        
Este descubrimiento fundamental podría ser aplicado a muchos campos. A nivel celular, la tensegridad nos permite entender como la forma celular y las fuerzas mecánicas, como la presión en los vasos sanguíneos o la compresión en los huesos, influyen en la actividad de los genes. Una mejor comprensión de las reglas naturales del auto-ensamblaje nos permitirá, en aplicaciones que van de la concepción de medicamentos a la fabricación de tejidos, integrar con más pertinencia las características de las moléculas, de las células y de los otros constituyentes biológicos. La omnipresencia de la tensegridad en la naturaleza abre nuevas perspectivas sobre las fuerzas que regulan la organización biológica y, podría ser, sobre la evolución misma.


¿Que es la tensegridad?



En el medio de los años 70, en la universidad de Yale, estudiaba en paralelo biología celular y escultura, tuve entonces el sentimiento de que la estructuración de los seres vivos tiene más que ver con la arquitectura que con la composición química. Las moléculas y las células que constituyen nuestros tejidos se renuevan constantemente y es la perennidad de sus motivos y de su arquitectura que llamamos vida.

Las estructuras establecidas con tensegridad son estabilizadas, no por la resistencia de los constituyentes individuales sino por la repartición y el equilibrio de las tensiones mecánicas sobre la totalidad de la estructura. Estas estructuras se reparten en dos categorías. En la primera, se clasifican las armaduras constituidas por barras rígidas, donde cada una puede trabajar en tracción y en compresión, y que son ensambladas en triángulos, en pentágonos o en hexágonos. La orientación de las barras determina la posición de cada junción y garantiza la estabilidad de la estructura. Los domos geodésicos de Buckminster Fuller son constituidos así.



La segunda categoría engloba las estructuras estabilizadas por pretensión, una idea concebida por Kenneth Snelson. En estas elegantes esculturas, los elementos que trabajan en tracción son distintos de los que trabajan en compresión. Antes que este tipo de estructura sea sometido a una fuerza externa, todos los elementos que la constituyen están pretensados, en tracción o en compresión. Dentro de la estructura, las barras rígidas en compresión ejercen una fuerza de tracción sobre los elementos elásticos en tracción que a su vez comprimen las barras rígidas. Estas fuerzas opuestas se equilibran en el conjunto de la estructura y la estabilizan.


Estos dos tipos de estructuras tienen una característica común: las fuerzas están transmitidas a todos los elementos estructurales. En otras palabras, un incremento de la tensión sobre uno de los elementos es transmitido a todos los otros elementos de la estructura, hasta los más alejados. Este aumento global de la tensión es equilibrado por un aumento de la compresión de ciertos elementos de la estructura. Esta estructura se estabiliza por un mecanismo que asocia tensión global y compresión local. Al opuesto, la mayoría de los edificios traen su estabilidad de la existencia de una compresión debida a la fuerza de gravedad.

En estas estructuras, que sean los domos de Buckminster Fuller o las esculturas de Kenneth Snelson, los elementos sobre los cuales se ejercen las fuerzas de tracción se reorganizan minimizando la longitud entre dos puntos de la estructura (por esto son organizados de manera geodésica). Las fuerzas de tensión se transmiten naturalmente sobre la distancia más corta entre dos puntos, así, las partes de las estructuras con tensegridad están en la mejor posición para soportar un estrés. Por eso una estructura con tensegridad ofrece la máxima resistencia para una mínima cantidad de material de construcción.

Del esqueleto al citoesqueleto

 ¿Que relación hay entre tensegridad y cuerpo humano? Los principios de la tensegridad se aplican a todas las escalas del cuerpo. A escala macroscópica, los 206 huesos que componen nuestro esqueleto están comprimidos por la fuerza de gravedad y estabilizados en la posición vertical gracias a la tracción ejercida por los músculos, los tendones y los ligamentos (que tienen un papel parecido a los cables de las esculturas de Kenneth Snelson). En el organismo, los huesos son las estructuras de compresión cuando los músculos, los tendones y los ligamentos trabajan en tracción. A la otra punta de la escala, las proteínas y otras moléculas esenciales también están estabilizadas por tensegridad. Me he interesado particularmente al nivel intermediario entre estos dos extremos: la escala celular.

En Yale, trabajaba con James D. Jamieson y me interesaba a las interacciones mecánicas de los constituyentes de los sistemas biológicos y particularmente de las células. En esta época, a finales de los 70, los biólogos se representaban la célula como un gel o un fluido viscoso delimitado por una membrana, más o menos una pelota llena de melaza. Se sabía que las células contienen una armadura interna, o citoesqueleto, compuesto de tres proteínas: los microfilamentos, los filamentos intermediarios y los microtúbulos. No obstante, su papel en el control de la forma de las células era mal definido y entendido.

En esa época también nos cuestionábamos sobre el comportamiento de las células cuando están dispuestas sobre diferentes superficies. Se sabía que las células se desparramaban y se aplanaban cuando adherían a vidrio o a plástico. En 1980, Albert K. Harris, de la Universidad de Carolina del Norte, mostró que cuando están fijadas sobre un substrato de caucho flexible, las células se contraen y se aplastan menos. El aplastamiento está reducido por la deformación del caucho.

Este comportamiento se explica si se considera la célula como una estructura con tensegridad. Par demostrarlo, fabriqué una célula compuesta de seis varillas de madera de un juego de elásticos. Disponía las varillas, sumisas a compresión, en tres pares. Cada par era perpendicular a los dos otros sin que ninguna de las varillas se tocara. Los elásticos, sumisos a la fuerza de tensión, unían las extremidades de todas las varillas, tirando sobre estas hasta que se dispusieran en una forma tridimensional estable. Para simular el núcleo, coloqué un modelo de tensegridad esférico más pequeño en la estructura grande que representaba el resto de la célula. En fin, para imitar las conexiones del citoesqueleto entre el núcleo y el resto de la célula, até elásticos que iban de la superficie de la grande estructura con tensegridad a la más pequeña, situada en el interior.

Cuando se aprieta este modelo con tensegridad se aplana. En cuanto se suprime la presión, la energía almacenada en los filamentos tensos devuelve, como un muelle, la forma original, casi esférica. Para simular el comportamiento de las células cuando son colocadas en una superficie, imité un substrato de vidrio o de plástico agarrando fuertemente un trozo de tela a un cuadro de madera. Fijé el modelo con tensegridad a este substrato y lo aplané cosiendo las extremidades de algunas de las varillas a la tela. Estas uniones simulaban las integrinas, las moléculas que permiten la adherencia de las células entre si o a su substrato.

Cuando las extremidades de las varillas eran cosidas a la tela fuertemente cogida, el modelo se quedaba aplanado, exactamente como una célula de verdad encima de un substrato rígido. Cuando soltaba la tela de su cuadro de madera, el modelo con tensegridad recobraba su forma esférica arrugando la tela. Además, cuando aplanaba y fijaba el modelo a la tela, la célula y su núcleo se deformaban juntos: el modelo del núcleo se desplazaba hacia abajo en el modelo de la célula. Luego demostré que las “verdaderas” células se aplanan y se orientan de la misma manera cuando adhieren a un substrato: así que las estructuras con tensegridad imitan el comportamiento de las células de los organismos vivos.

Malla interna de las células


En los años que siguieron este experimento, los conocimientos sobre la constitución mecánica de las células reforzaron la pertinencia del modelo. Además, conforme a los modelos con tensegridad, la estructura de la mayoría de las células depende no solo de los tres tipos principales de filamentos del citoesqueleto, pero también de la matriz extracelular a la cual son naturalmente unidas las células en el organismo.

Al interior de una célula, las tensiones mecánicas se reparten en la red de microfilamentos elásticos de todo el citoesqueleto. Estos microfilamentos tiran la membrana de la célula y todos sus constituyentes internos hacia el núcleo central. Dos tipos principales de elementos trabajando en compresión se oponen a estas tracciones hacia el interior, uno situado afuera  y el otro adentro. El compuesto externo es la matriz extracelular. Las varillas internas comprimidas son o microtúbulos, o grandes haces de microfilamentos entrecruzados al interior del citoesqueleto. Los filamentos intermediarios, el tercer compuesto del citoesqueleto, constituyen los órganos de unión del conjunto, conectando los microtúbulos y los microfilamentos contráctiles tanto entre ellos como a la membrana celular y al núcleo. Además constituyen unas especies de tirantes que mantienen en su sitio e inmovilizan el núcleo en el centro. Aún que el citoesqueleto esté rodeado por membranas y que bañe en un líquido viscoso, es esta red de varillas y cables que estabiliza la forma de la célula.


Si la célula y el núcleo están físicamente conectados por filamentos elásticos y no solo por un citoplasma fluido, entonces una tracción sobre receptores de la superficie de la célula produce en seguida un cambio estructural en lo más profundo de la célula. Andew Maniotis, en mi equipo, ha hecho recientemente la demostración directa del hecho fijando micro pipetas a los receptores de adherencia a la superficie de células t ejercitando una tracción hacia fuera, se produce inmediatamente un realineamiento de los filamentos del citoesqueleto y de las estructuras internas del núcleo en la dirección de la tracción.


Como la mecánica controla la bioquímica

La tensegridad explica otros fenómenos que la estabilización de la forma de las células y de los núcleos. En el medio de los años 80, Steve Heidemann, que trabajaba con Harish Joshi y Robert Buxbaum, en la Universidad del Michigan, demostró que la tensegridad explica como las células nerviosas desarrollan prolongamientos delgados y muy largos, llamados neurita que están llenos de microtúbulos y transmiten señales eléctricas en el sistema nervioso. Este crecimiento es necesario para las reparaciones de las lesiones nerviosas.

El equipo de S. Heidemann descubrió que en la extremidad de las neuritas los microfilamentos contráctiles ejercen una tracción longitudinal, comprimiendo los microtúbulos que rodean. Más importante aún, observó que el alargamiento de los microtúbulos, y de ahí, la extensión de las neuritas, resulta de la transferencia de las fuerzas de compresión de los microtúbulos hacia las ataduras de la célula a la matriz extracelular, en la punta de la neurita. En otras palabras, la existencia de un equilibrio de las fuerzas de tensegridad es una manera de integrar mecánica y bioquímica a nivel molecular.


Recientemente, Andrew Matus, del instituto Friedrich Miescher de Basel (Suiza), remató este experimento: hizo células donde los microtúbulos son fluorescentes y pude así observar la desviación de estos microtúbulos cuando están comprimidos.
  
La tensegridad muestra que la estructura del citoesqueleto celular está modificada por las fuerzas transmitidas a través de la superficie celular. Este descubrimiento es importante porque un gran número de enzimas y otras sustancias que comandan la síntesis de proteínas, la conversión de la energía y el crecimiento están fijados en el citoesqueleto. Así que una modificación de las características geométricas y mecánicas del citoesqueleto podría influir en las reacciones bioquímicas, alterar los genes activados y entonces la fabricación de proteínas.

Para testar estas hipótesis, Rahul Singhvi y Christopher Chen, de mi equipo, han trabajado en colaboración con Georges M. Whitesides, también de Harvard, y han desarrollado un método para fabricar formas celulares. Han constreñido células vivas a tomar varias formas -esférica, plana, redonda o cuadrada- disponiéndolas sobre minúsculas “islas” de matriz extracelular y rodeadas de superficie de teflón, donde las células no pueden adherir.

Actuando sobre la forma de las células, activaban programas genéticos específicos. Las células desparramadas y aplanadas tenían tendencia a dividirse mientras que las células redondas que no podían expandirse activaban un programa de muerte programada llamado apoptosis. Cuando las células no eran ni demasiado desparramadas ni demasiado comprimidas, ni se dividían ni morían sino que se diferenciaban en tejidos específicos: las células capilares formaban tubos capilares huecos, las células hepáticas segregaban proteínas que el hígado suele proporcionar al torrente sanguíneo, etc.

Así, la restructuración mecánica de la célula y del citoesqueleto manda el funcionamiento de la célula. Las células muy aplanadas, cuyo citoesqueleto es estirado, “sienten” que un número mayor de células es necesario para cubrir el substrato –como en la cicatrización de una herida- y que una división celular se impone. La forma redondeada corresponde a una situación donde demasiadas células compiten sobre la matriz, algunas tienen que morir para evitar la proliferación incontrolada y la formación de un tumor. Entre estas dos situaciones extremas, el tejido se comporta normalmente. Entender como ocurren estos cambios abre nuevas perspectivas para el tratamiento del cáncer o la reparación de los tejidos, y podría servir incluso para la creación de tejidos artificiales.

Deformación voluntaria de las células


  En la jerarquía del auto-ensamblaje, el siguiente nivel es la formación de los tejidos creados por la unión de las células entre ellas y con su matriz extracelular. Una propiedad capital de los tejidos es su comportamiento mecánico. Una gran variedad de tejidos, como los músculos, el cartílago, los vasos sanguíneos y la piel, reaccionan según una ley de endurecimiento linear. Cuando estira su piel, por ejemplo, siente el incremento de la resistencia a medida que tira más fuerte. Para un incremento de la fuerza externa se opone un incremento de la resistencia. Trabajos recientes muestran que incluso moléculas aisladas como el DNA manifiestan endurecimiento linear. Antes del modelo con tensegridad, no existía ninguna explicación mecánica ni matemática de este comportamiento.


En 1993, Ning Wang y James Butler concibieron un dispositivo que permite deformar moléculas situadas sobre la membrana externa de las células vivas y de medir simultáneamente las reacciones celulares. Constatamos que aumentando las tensiones sobre las integrinas (moléculas que atraviesan la membrana celular y juntan la matriz extracelular al citoesqueleto interno), las células reaccionan incrementando su resistencia, como los tejidos. Además, las células se vuelven rígidas o se ablandan modificando la pretensión del citoesqueleto, cambiando por ejemplo la tensión de los microfilamentos contráctiles.

Utilizando un modelo con tensegridad a base de varillas y elásticos, hemos demostrado que las células reaccionan como estructuras con tensegridad (todavía desconocemos los detalles de las interacciones). Todos los elementos estructurales interconectados de un modelo con tensegridad modifican ellos mismos su disposición en reacción a una tensión local. Entonces se explica el endurecimiento linear: cuando la fuerza aplicada aumenta, siempre más elementos se disponen en la dirección en la cual se ejerce la tensión.

Con Dimitrije Stamenovic, en Boston, concebimos un modelo matemático que predice el endurecimiento linear de los tejidos, de las células e incluso de las moléculas. Utilizaremos este modelo para facilitar la concepción de materiales nuevos con esta propiedad y que servirían para revestimientos protectores y órganos artificiales.
Los trabajos de N. Wang sobre la deformación magnética y los experimentos de tracción de A. Maniotis han demostrado que las tensiones aplicadas a receptores de la superficie celular que están relacionados con el metabolismo – y no con la adherencia- no repercuten al interior de la célula. Estos estudios confirman que las fuerzas mecánicas están transmitidas al interior de las células por trayectos moleculares específicos. Ahora entendemos mejor como las células detectan los estímulos mecánicos que regulan el desarrollo de los tejidos. Estos entendimientos alumbran todo un conjunto de fenómenos, desde la activación de un músculo sometido a una tensión hasta el crecimiento de las raíces de las plantas sometidas a la gravedad.

Los domos geodésicos moleculares

Aún que los modelos con tensegridad hayan dilucidado numerosos comportamientos celulares, un enigma persistía. Numerosas células se desparraman y se aplanan aún que no tengan microtúbulos, estas varillas trabajando en compresión que tienen un papel tan fundamental en este modelo. Si, en su ausencia, las células vivas pueden pasar de una forma esférica a una forma redondeada ¿Cómo se manifiesta la tensegridad? Procediendo con una modelización basta, fui sorprendido descubrir que la red de microfilamentos es en si misma une estructura con tensegridad.

En el citoesqueleto de una célula, los microfilamentos contráctiles forman una red que se reorganiza localmente según varias formas, como grandes haces o mallas de triángulos. Para estudiar el mecanismo que rige esta reorganización, modelisé la red de microfilamentos con una armadura poliédrica hecha con pajas y constituida por seis triángulos y cuatro cuadrados. Un único elástico juntaba todas las pajas. Supuse que cada paja representaba un microfilamento contráctil, capaz de ejercer tensión mecánica acortándose. Se sabe que los microfilamentos contráctiles incrementan su resistencia a medida que se acortan. Así que, en el modelo, el elástico interno imitaría la tensión continua en toda la estructura, resultado del acortamiento de los microfilamentos endurecidos.

Este modelo de pajas representaba una unidad citoesquelética modular unida en todas direcciones con otros módulos parecidos para formar una célula aislada, sin ataduras, aproximadamente esférica. La pregunta que intentaba responder era: ¿Qué pasará con este armazón cuando la célula se pegará a una superficie rígida?

Las células se fijan estableciendo uniones con las moléculas de la superficie de la matriz extracelular. En la realidad, las células no están “pegadas” a la matriz sino “soldadas punto por punto” en sitios específicos. Los microfilamentos contráctiles reaccionan a este anclaje acortándose y aumentando la tensión en toda la malla. Los modelos de paja dejaban preveer que el incremento de la tensión resultando del anclaje llevaría los microfilamentos contráctiles individuales (los cuadrados del modelo) a auto-ensamblarse en haces lineares tensados entre los puntos de adherencia, donde las integrinas fijan la célula a la matriz. De hecho, cuando las células se desparraman sobre una superficie, los microfilamentos contráctiles se alinean para formar haces.

En cambio, en la parte superior de la célula, no hay substrato adhesivo que pueda oponerse a la tracción de los microfilamentos que se contraen. Allí, la única oposición a la contracción de cada microfilamento es la tracción y la resistencia ejercida por los filamentos vecinos. Hace varios años, Buckminster Fuller mostró que la tracción y la torsión hacia dentro llevan estos poliedros a experimentar una transformación “desarticulada”: el armazón muy flexible de cuadrados y triángulos se transforma en una estructura con tensegridad completamente triangulada.

Juntando varios modelos hechos con pajas, constaté que cada módulo se contracta progresivamente para formar un armazón geodésico compacto, formado alternativamente por octaedros y tetraedros. Dentro la célula, la contracción de las redes de microfilamentos unidos a la base de la célula debería estirar este armazón hacia abajo, encima del núcleo esférico, transformándolo así en un domo triangulado, o más bien un domo geodésico.

Elias Lazarides, Mary Osborn y Klaus Weber, del Instituto Max Planck de Göttingen, han observado estas transformaciones en el citoplasma, encima del núcleo de células desparramadas. Esta confirmación de la existencia de un domo geodésico al interior del citoesqueleto es concluyente: las células utilizan realmente una arquitectura con tensegridad para dar forma a su citoesqueleto.

¿un patrón universal?

La estructura geodésica observada en el interior del citoesqueleto es un ejemplo clásico de un dibujo natural que existe a todas las escalas. Grupos esféricos de átomos carbono –fullerenos- así que los virus, enzimas, orgánulos, células e incluso pequeños organismos tienen formas geodésicas. ¿Por qué? En mi opinión la repetición de este patrón constituye una prueba visible de la existencia de leyes básicas para el auto-ensamblaje. En particular, todas estas entidades se estabilizan en tres dimensiones de la misma manera, reorganizando sus elementos para minimizar la energía y la masa gracias a tensiones ejercidas de forma continua y de compresiones locales, es decir gracias a la tensegridad.

El ensamblaje de un virus, la formas de vida más pequeña del planeta, utiliza uniones entre un gran número de proteínas que se ensamblan en una envoltura viral geodésica que encierra el material genético. En la formación de un virus, extensiones lineares de proteínas solapan prolongamientos contiguos de otras proteínas para constituir un armazón geodésico triangulado a escala nanométrica. Cada junta de este armazón se estabiliza como resultado del equilibrio entre las fuerzas de atracción intermoleculares (uniones de hidrógeno) y la capacidad individual de los prolongamientos proteicos de resistir las compresiones y las deformaciones.

El mismo esquema básico vuelve a encontrarse en la estructura de los fullerenos, a parte que los bloques de construcción son átomos y no proteínas. Efectivamente, 60 átomos de carbono forman una esfera geodésica recubierta por 20 hexágonos alternando con 12 pentágonos: es el dibujo de una pelota de football.  Las 90 uniones carbono-carbono de un fullereno son las varillas de una esfera con tensegridad.

Pero parece menos evidente que estas mismas reglas de construcción se puedan aplicar ad estructuras irregulares, como numerosas moléculas biológicas cuya forma no es geodésica. Las proteínas, que imponen la estructura de las células y varias de sus funciones, son largas cadenas de amino-ácidos. Pequeñas regiones de este esqueleto de amino-ácidos se doblan en hélices que se estabilizan por el equilibrio entre las fuerzas de atracción de las uniones de hidrógeno y las fuerzas que permiten a las proteínas de resistir la compresión: estas regiones helicoidales se estabilizan gracias a la tensegridad, igual que cualquier molécula helicoidal, como el DNA.

La organización de una proteína también es un ensamblaje jerárquico. Las pequeñas regiones, vueltas rígidas por su disposición en hélice, están separadas por secuencias del mismo acido-aminos que se comportan como articulaciones flexibles. Estas regiones se doblan sobre ellas mismas (por las uniones de hidrógeno) para estabilizar el conjunto de la molécula. Las hélices vueltas rígidas pueden ser comprimidas localmente aún que las fuerzas sean equilibradas en el conjunto de la molécula pretensada.

Como una fuerza, incluso localizada, puede modificar la forma global de una estructura con tensegridad, la unión de una molécula a una proteína puede imponer una reorganización de las varias regiones helicoidales en toda la longitud de la proteína. Por ejemplo, cuando una proteína llevando una señal se une a un receptor que atraviesa la membrana celular, puede modificarse la conformación de la extremidad opuesta del receptor. Estos cambios deforman a su vez proteínas adyacentes y provocan una cascada de reestructuraciones moleculares al interior de esta célula. Pues, es así que las células detectan y reaccionan a las informaciones que les llegan.

Entonces, de las moléculas a los huesos, músculos y tendones, la tensegridad es el sistema de construcción privilegiado de la naturaleza. Solo la tensegridad puede explicar como, cada vez que mueve su brazo, su piel se estira, su matriz extracelular se extiende, sus células se deforman y como las moléculas interconectadas que forman el armazón interno de las células sienten esta solicitación, el todo sin discontinuidad.

La tensegridad también puede explicar como todos estos fenómenos están tan perfectamente coordinados en un ser vivo. En la John Hopkins School of Medicine, Donald S. Coffey y Kenneth J. Pienta descubrieron que las estructuras con tensegridad funcionan como osciladores harmónicos acoplados. El DNA, los núcleos, los filamentos del citoesqueleto, los canales iónicos de la membrana, así que las células en su conjunto y los tejidos vibran según frecuencias de resonancia característicos. La repartición de las fuerzas en la red de tensegridad acopla los elementos del sistema y los “afina” mecánicamente, como si solo hubiera un elemento único.

Implicaciones para la evolución

Si las vibraciones en el DNA generan diversidad biológica, los genes son un producto de la evolución, y no la causa que la dirige. Realmente, formas geodésicas similares a las observadas en los virus, enzimas y células, ya existían en el mundo inorgánico de los cristales y minerales, mucho antes de que existiera el DNA. Incluso las moléculas de agua tienen una estructura geodésica.

¿Cómo pueden haber evolucionado unos constituyentes inorgánicos en moléculas orgánicas y células? Buena pregunta. Al final, considerando la manera de manifestar nuevas propiedades, el auto-ensamblaje de las moléculas en orgánulos o de las células en tejidos no es muy diferente de la organización de átomos en compuesto. Por ejemplo, el sodio -un metal explosivo- y el cloro –un gas tóxico- se combinan para dar el cloruro de sodio, cuya propiedad inesperada es de servir como sal de mesa. El principio que importa aquí es la manera de formar y asegurar la cohesión de los elementos de una estructura en las tres dimensiones; esta característica rige el comportamiento de la estructura en su globalidad.



Cualquier materia está sometida a las mismas fuerzas espaciales, a pesar de la escala o de la posición. Dadas estas fuerzas, la tensegridad constituye entonces el principio de construcción más económico y más eficaz a escala molecular, macroscópica y a cualquier escala intermedia. Puede ser que las estructuras con tensegridad integralmente trianguladas hayan sido seleccionadas en el transcurso de la evolución por su eficacidad estructural, juntando alta resistencia mecánica y economía de materiales. La flexibilidad de las estructuras con tensegridad pretensadas es sin duda ventajosa ya que permite tomar varias formas. Por ejemplo, si una molécula o una célula fuera capacitada para transformarse en una forma más estable a una temperatura o una presión dada, o con un metabolismo más eficiente, entonces aumentaría su tiempo de vida. Tendría así mayor capacidad de interacción con otras entidades similares y, pues, de auto-ensamblarse otra vez.

Los investigadores ya están convencidos de que la evolución biológica empezó en las capas de arcilla antes que en el mar primordial. Es interesante constatar que la arcilla es una red porosa de átomos dispuestos según las reglas geodésicas dentro de formas octaédricas y tetraédricas. Como estos octaedros y tetraedros no están fuertemente compactados, pueden moverse y deslizarse uno en relación con el otro. Esta maleabilidad, parece permitir a la arcilla de catalizar muchas reacciones químicas, particularmente las que podrían haber producido los primeros elementos de construcción de la vida orgánica.

Con el tiempo, variados conjuntos moleculares se auto-ensamblaron para formar las primeras estructuras con función específica –los precursores de los orgánulos actuales- que se combinaron para crear las primeras células simples. Estas células produjeron proteínas que se auto-organizaron formando un suporte de anclaje para la matriz extracelular que permitió que se juntaran en tejidos pluricelulares. Órganos se desarrollaron por auto-ensamblaje de tejidos y organismos complejos aparecieron por combinación y remodelación progresiva de los varios órganos. El desarrollo de un embrión a partir de un espermatozoide y un óvulo reasume todas estas etapas de auto-organización.

La aparición del DNA y de los genes dio luz a un nuevo mecanismo generador de diversidad estructural que aceleró la evolución. Durante todo este tiempo, las reglas que definían el proceso de auto-organización jerárquica quedaron prácticamente las mismas. Así que no es extraño que la disposición general de huesos y músculos sea increíblemente cercana en Tyrannosaurus rex y en Homo sapiens; que animales, insectos y plantas, deban a la pretensión la estabilidad mecánica de sus cuerpos y que formas geodésicas como hexágonos, pentágonos y espirales predominen en los sistemas naturales.

¿Son estos principios de construcción universales? ¿Se aplican a estructuras modeladas por fuerzas de escala extremamente grande o pequeña? No lo sabemos. Pero K. Snelson ha propuesto un intrigante modelo de átomos basado en la tensegridad y que es la continuación de el que propuso Louis De Broglie, físico francés, en 1923. El mismo Fuller fue hasta imaginarse el sistema solar como una estructura compuesta por muchos anillos indeformables -de movimiento planetario- estabilizándose por una tracción gravitacional continua. El hecho que nuestro universo en expansión (tensión) contenga gigantescos cúmulos de galaxias unidas por fuerzas gravitacionales y agujeros negros aislados donde se focalizan, localmente, enormes fuerzas de compresión es asombroso. Finalmente, puede que haya en la naturaleza un único tema director. Como lo sugería a principios del siglo XX el zoólogo escocés D’Arcy Thompson, refiriéndose a Galileo que a su vez citaba Platón: ¿Puede que el Gran Libro de la Naturaleza esté escrito en idioma geométrico?


The Author
DONALD E. INGBER, who holds B.A.,
M.A., M.Phil., M.D. and Ph.D. degrees from
Yale University, is an associate professor of
pathology at Harvard Medical School and
a research associate in the departments of
surgery and pathology at Children’s Hospital
in Boston. He is also a member of the
Center for Bioengineering at the Massachusetts
Institute of Technology. In addition
to his work on cell structure, Ingber has
contributed to the study of tumor angiogenesis,
including the discovery of an anticancer
drug now in clinical trials. He is the
founder of Molecular Geodesics, Inc., a
Cambridge, Mass., company that creates
advanced materials with biologically inspired
properties.


Further Reading
On Growth and Form. Revised edition. D’Arcy W. Thompson. Cambridge University
Press, 1942 (reprinted 1992).
Movement and Self-Control in Protein Assemblies. Donald L. D. Caspar in Biophysical
Journal, Vol. 32, No. 1, pages 103–138; October 1980.
Clay Minerals and the Origin of Life. Edited by A. Graham Cairns-Smith and Hyman
Hartman. Cambridge University Press, 1986.
Cellular Tensegrity: Defining New Rules of Biological Design That Govern the
Cytoskeleton. Donald E. Ingber in Journal of Cell Science, Vol. 104, No. 3, pages
613–627; March 1993.
Mechanotransduction across the Cell Surface and through the Cytoskeleton.
Ning Wang, James P. Butler and Donald E. Ingber in Science, Vol. 260, pages 1124–1127;
May 21, 1993.
Geometric Control of Cell Life and Death. Christopher S. Chen, Milan Mrksich, Sui
Huang, George M. Whitesides and Donald E. Ingber in Science, Vol. 276, pages
1425–1428; May 30, 1997.
Tensegrity: The Architectural Basis of Cellular Mechanotransduction. Donald
E. Ingber in Annual Review of Physiology, Vol. 59, pages 575–599; 1997.